19 febrero 2012

Reflexión

Inés Jiménez hace esta reflexión


¿Por qué reflexionar sobre la felicidad, el saber, el sentido de las cosas,… por qué reflexionar a fin de cuentas? ¿Qué importancia tiene forjarse un pensamiento propio, un pensamiento crítico? Pues bien, una de las posibles respuestas pueda encontrarse en la importancia de alcanzar una suficiente claridad mental que nos permita echar luz sobre el abundante ocultismo y confusión que nos rodea. La información y la velocidad en que discurren los acontecimientos, las infinitas interconexiones, la comunicación, la realidad,… la falta de referencias claras o la pérdida de conciencia de las mismas como consecuencia del tipo de sociedad en que vivimos, conducen inevitablemente a calles cortadas, callejones sin salida o, simplemente, a un laberinto de falsos destinos y nos mantiene en un estado de vacío de cualquier ilusión real de la claridad mental de concentración y enfoque.

Stuart Mill afirmó que la dignidad del ser humano está en nuestra inclinación al conocimiento, en la satisfacción de los deseos intelectuales. Con esto no se pretende insinuar que haya hombres que sean más que otros o más dignos de serlo por el hecho de saber más. Se trata simplemente de una cuestión de categorías de placeres según la cual, existirían distintos tipos de apetencias o deseos humanos cada uno de los cuales tendría un determinado nivel. La satisfacción de tales deseos junto con el consecuente placer originado daría lugar a cierto grado de felicidad.

Según Mill, deberíamos renunciar al cúmulo de placeres primarios por los intelectuales, pues aun siendo éstos más difíciles de satisfacer y más lenta su culminación, son beneficiosos, según el principio de utilidad, por otorgarnos una felicidad de superior calidad. Por tanto, si tenemos la oportunidad de aumentar nuestro conocimiento y estimular el placer intelectual que conllevaría el hacerlo, no debemos temer la renuncia a una parte de nuestra vida feliz, colmada de placeres más sencillos y rápidos de conseguir, porque tendremos la recompensa de otro tipo de felicidad.

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