18 enero 2012

Brasil

Hoy los compañeros nos han hablado sobre Brasil, un país emergente o ya emergido como se ha mencionado. Brasil, sin duda forma parte evidente de un gran cambio en la economía, una economía en mutación del oeste al este. Sin embargo, Brasil ha emergido como lo ha hecho por la proyección de futuro con la que se ha desplegado y que ha supuesto el ensamblado de una economía fuerte, sólida y estable. Además, el enorme crecimiento que ha experimentado, le ha concedido un nuevo estatus como actor político internacional.
A mi me gustaría añadir la declaración del politólogo y profesor de Relaciones Internacionales en la Fundación Getulio Vargas de Río, Mauricio Montoro, con relación a los tres factores que han situado a Brasil como una de las mayores influencias en el escenario internacional: 
En primer lugar, el crecimiento de su economía, que es la sexta más grande del mundo.
En segundo lugar, la estabilidad democrática en una región de Latinoamérica donde es poco común y ni lo ha sido siquiera en la propia historia brasileña.
Y, por último, la inclusión social (hay 40 millones menos de pobres que hace 10 años, y aunque todavía hay mucha desigualdad, ésta está disminuyendo constantemente desde hace 15 años).
Este último factor me parece especialmente revelador, pues aunque el sistema global pueda valorar un crecimiento constante, elevado y a toda costa, lo que realmente importa es el fomento de la justicia social y el trabajo y esfuerzo por estrechar esa brecha de desigualdades entre ricos y pobres generadora de tantas injusticias.


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