13 diciembre 2011

Música y a liarse la manta a la cabeza

Lo dejo todo y me voy a montar un chiringuito en alguna playa de dunas de arena fina donde todavía el monstruo de la maquinaria social no haya metido la mano. Idílico ¿verdad? Más de uno habrá pensado hacer esto o algún otro plan parecido que nos sirva de vía de escape. Que nos devuelva a la cuna de la naturaleza. Que nos dé una burbuja de oxígeno del frenetismo y las obligaciones y las expectativas.
Parar.
Aunque sea un momento pero, parar. Disfrutar el momento. Salir del maremágnum cotidiano de humos grises. Sentarse en medio de un bosque o encima de una roca al lado de un río o en medio de una estepa. Observar que no mirar. Apreciar que no analizar. Volver al lado de la Pachamama que todo nos da y a la que nada devolvemos.

Música y realidad social en mi caso son más bien Eddie Vedder (Pearl Jam) y huída de la realidad social. 

Llevarlo al extremo y digo extremo porque  vivir en la naturaleza salvaje de Alaska es decir mucho es lo que nos narra Sean Pean en la película Into The Wild.
Y ya que todavía no me puedo ir a Alaska a olvidarme del mundo y he de conformarme con salir de la ciudad y como mucho perderme por la serranía de Cuenca o las playas vírgenes de Cádiz, aquí les dejo un par de canciones de la banda sonora de esta película para que recorran desde su casa las rutas salvajes donde todavía queda algo de belleza.


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