05 octubre 2011

1ª sesión


La primera clase de la asignatura Sistema Económico Mundial es para mi, además, mi primera clase como alumna de la Universidad Complutense de Madrid. El papel que juego durante la dinámica que nos propone el profesor es el más apropiado dada mi condición de recién llegada: me corresponde observar la actuación de mis compañeros de grupo, sus valoraciones, comentarios y reacciones. A partir de la observación debo anotar aquellos aspectos que van surgiendo durante la conversación que se basa en las preguntas planteadas por el profesor, así como destacar los aspectos que considero más relevantes. En este sentido, lo primero que llama mi atención es lo trabajoso que resulta para mis compañeros señalar aspectos positivos de su paso por la universidad. Poco a poco, unos a otros se van animando y tras diez minutos conseguimos un listado digno en el que lo más valorado es el ambiente universitario fuera de las aulas, los nuevos amigos, y un puñado de profesores que apuestan por "otra forma de enseñar".

La siguiente pregunta en la dinámica consiste en expresar los aspectos negativos de la universidad y aquí nos falta tiempo para arrancarnos con las quejas: falta de recursos (transporte público, libros, impresoras, microondas en los bares, aire acondicionado, calefacción...), el profesorado poco motivador, las dificultades que supone la adaptación al nuevo Plan Bolonia, los cambios en los horarios habituales, las asignaturas de libre configuración, los suspensos injustos, la "privatización" de reprografía, las asignaturas sin docencia presencial, la falta de participación, la obligatoriedad de asistir a clase... Un listado general en el que cada uno de los temas lleva a una nueva queja o sensación de carencia.

Pero lo realmente interesante del ejercicio surge en el momento en el que se nos pide que, en base a los aspectos positivos y negativos expresados, identifiquemos áreas de mejora de la universidad, la universidad tal y como nos gustaría que fuera. Si bien identificamos hasta cuatro áreas, sin duda, la más controvertida es la que se refiere al fomento de un sistema de convivencia entre las diferentes corrientes ideológicas dentro de la universidad: algunos dan por imposible la mejora puesto que la universidad es un espacio de poder y éste conlleva exclusión por naturaleza. Otros, en cambio, consideran que la universidad ha vivido episodios de represión de la libertad de expresión de determinados sectores (los parece ser, "excluidos" dentro de la vida universitaria), frente a la total permisividad desde las esferas directivas del centro. Se debate, bastante acaloradamente, sobre los límites de la libertad de expresión, sobre el derecho a la crítica, sobre la obligación de los personajes públicos de soportar las mencionadas críticas, sobre la violencia como mecanismo de  respuesta y de crítica... En definitiva, el debate me deja con la sensación de una universidad polarizada, con extremos en conflicto y, por tanto, tremendamente interesante.

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