28 octubre 2011

Más dudas que certezas


A raíz de la clase del lunes acerca de los motivos de intervención de la OTAN en Libia se puso de manifiesto un hecho en el cual quizás no hayamos profundizado con la suficiente frialdad: que la OTAN haya intervenido en el conflicto libio por interés. Creo que a estas alturas e la Historia nadie pone en duda que las actuaciones de este organismo han tenido como motivo un interés ya sea económico, energético, geoestratégico o político. Pero en esa clase en la cual los ánimos se caldearon me atreví a imaginar una OTAN que no actuara por interés sino por ideales. Y me eche a temblar. Por varias razones, pero una de las más contundentes es que la Historia ya nos ha demostrado que las mayores atrocidades se cometen en nombre de los ideales, en nombre de la justicia, la igualdad, la paz, el amor… y si no que se lo pregunten a los totalitarismos que de atrocidades e ideales saben un rato. Incluso hay un dicho que pone de manifiesto que si quieres la paz tengas que prepararte para la guerra ("Igitur qui desiderat pacem, praeparet bellum") lo cual no sé si me parece un sinsentido o la sentencia más razonable que he escuchado nunca (todavía no lo tengo muy claro). Otra de las cuestiones que a mí se me planteaban en mi fantasía (aunque más que fantasía era casi una película de terror) era el hecho de que si de verdad queremos que una organización internacional se guie por conceptos tan abstractos como la justicia o la igualdad. Porque si la justicia es ciega y el poder judicial debe ser independiente del legislativo y del ejecutivo entonces… ¿Tendríamos a la OTAN o a la Unión Europea o a la ONU como juez y parte de cualquier conflicto? ¿Actuarían conforme a una sentencia judicial emitida por…? ¿Por quién? ¿Por un Tribunal de los Derechos Humanos independiente? ¿Pero eso existe? ¿Y por quien estaría compuesto? ¿Y elegido por quien? ¿Y con qué objetivos? Y por ultimo y no por ello menos importante… ¿pagado por quien? ¿Por potencias que solo quieren un mundo más justo aún en detrimento de sus propios intereses,  en detrimento de sus conciudadanos? Y ya rascando un poco más, casi al límite ¿Quién está dispuesto a “perder” un poco para que otro pueda ganar o al menos para que el otro no pierda? En resumen ¿estamos dispuestos a sacrificar una milésima parte de nuestro confort por unos desconocidos?
Así que siendo egoísta, fría, insensible, cruel y no sé cuantas cosas más, hoy en día doy gracias por que la OTAN y otras organizaciones internacionales actúen guiadas por sus propios intereses, por el beneficio que puedan obtener de sus actuaciones y no por ideales abstractos. Al menos hoy por hoy sabemos a qué atenernos. Y eso en este mundo de locos ya es mucho.

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