16 octubre 2011

Dolce far niente


De Primer Ministro a magnate a playboy, hasta el mismísimo Nerón se quitaría el sombrero ante las extravagancias, los escándalos judiciales y el despotismo encubierto  de Il Cavaliere. Casi me atrevo a decir que la quema de la ciudad de Roma para reconstruirla a gusto del emperador en el 64 D.C  se queda corta con la escabechina que 51 mociones de confianza sobrevividas después Silvio Berlusconi continúa haciendo con Italia.
Con al menos seis casos judiciales abiertos e imputación directa en tres de ellos, con el caso Mills a la cabeza donde se le acusa de delito de corrupción en actos judiciales en relación con los procesos  abiertos contra Fininvest  (sociedad propiedad del mandatario) a Berlusconi no le supuso ningún problema  violar el principio de igualdad de los ciudadanos tratando de sacar adelante una ley inconstitucional como la llamada Ley Alfano  (tumbada en 2009 por el Tribunal Constitucional) que protegía a los altos cargos parlamentarios de eventuales acusaciones y que de paso, le permitiera eludir este proceso que prescribe en enero del año que viene como de hecho conseguirá. Le sigue de cerca el caso Mediaset donde se le acusa de fraude fiscal y cómo no, el famoso escándalo de prostitución de menores en la mansión de Arcore, el caso Ruby, tal vez el que más ha mellado su imagen pública y su credibilidad.
Con todo este equipaje que le hace preguntarse a una, dónde ha ido a parar la cuna del Derecho mismo, a sumar las comparecencias públicas llenas de improperios e incluso groserías que no serían toleradas casi en ningún lugar con un mínimo de civismo (recuerden los agravios dirigidos con tan delicada elocuencia a la señora Merkel) los constantes escándalos que le rodean, por no entrar ya directamente en las medidas políticas y con una crisis de gobierno en las filas de  Pueblo de la Libertad tras el rifirrafe televisivo con Gianfranco Fini entre manos, él sigue en pie. Él, Silvio Berlusconi, sorteó este pasado 14 de octubre por 15 votos una nueva moción de confianza independientemente del intento de boicot de la oposición, de las acusaciones de compra de votos o de la relación más o menos tortuosa que mantiene con su aliado Bossi  líder de la Liga Norte.
En un país donde Cicciolina, la conocida actriz porno fue diputa durante los 80 la respuesta a las preguntas de ¿Por qué? ¿Cómo lo hace Silvio? ¿Qué les pasa a los italianos? torna pues a analizar la ciudadanía, al pueblo italiano que ha adquirido un individualismo exacerbado que resulta en que para muchos italianos, el modelo de conducta de enriquecimiento fácil y rápido que ejemplifica el primer ministro es el modelo a seguir. Pero sobre todo, una se pregunta cómo es posible que en los tiempos que corren donde, no ya solo en Italia sino a nivel global la ausencia de buena gobernanza y de líderes políticos de altura es ya una patología, Italia y Europa no se den cuenta del peligro que supone un personaje como este al frente de un país.
Berlusconi, él solo sería motivo más que suficiente para aumentar el tipo de interés de la deuda del bono italiano. ¿De verdad puede transmitir confianza a inversores y banca?  El Consejo de Ministros extraordinario que se reunió en agosto aprobó un plan de ajuste presupuestario de 45.000 millones de euros, un paquete de medidas que a día de hoy todavía no ha comenzado a aplicarse sustancialmente a pesar de ser un condicionante del BCE en contrapartida a la compra de deuda pública.
Será que Il Cavaliere está más pendiente de cómo dar una vuelta de tuerca más a alguna ley inconstitucional para salvar su Emporio (y de paso el cuello) que del déficit público que supera el 120% del PIB  y así mientras una de las principales economías europeas ayuda a arrastrar el carro del Euro cada vez más abajo él puede seguir holgadamente discutiendo entre champagne y caviar con sus amigos rusos a qué nueva menor van a hacer pasar por sobrina de Mubarak. Porque sabe que puede, porque según él en unas declaraciones la pasada semana “no hay otra alternativa que no sea él” y los números de momento juegan a su favor, volvería a ser reelegido. El discurso personalista que le personifica como la modernización del país y las medidas que van a ayudar a salir de la crisis es lo que convence a la sociedad italiana de hoy, tan alejada de disfrutar de una  Ópera en las Termas de Caracalla y más empedernida con los lanzamientos de botellas en los estadios de fútbol.   
Mientras tanto en Roma, el pueblo parece que comienza a levantarse  y no olviden que Nerón, fue el último Emperador de una dinastía.

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