04 octubre 2011

Mi primerito dia


Tras un verano, y sobre todo tras un año, lleno de experiencias y vivencias, nos plantamos en el primer día de universidad, ante un nuevo año académico. Y para empezar, y recordando los primeros días de colegio en los que intercambiamos las experiencias veraniegas con los compañeros, se nos propone que en grupos hablemos de nuestras experiencias más enriquecedoras como estudiantes, no solo en el último curso sino de toda nuestra vida académica. Obviamente yo me referí a mi experiencia como estudiante del programa Erasmus durante el curso anterior. Quizá como año el más intenso que he vivido, sobre todo en cuanto a aprendizaje personal (quizá no tanto universitario...) La conclusión del grupo, y que comparto, es que cualquier posibilidad de salir a estudiar/trabajar al extranjero no debe ser desperdiciada ya que es algo muy enriquecedor. Y eso junto con la amistad que surge al compartir los años universitarios con compañeros son los aspectos más relevantes con los que la mayoría de la gente se quede tras la experiencia universitaria.
 
Aunque posteriormente pasamos a debatir sobre los aspectos positivos de nuestra facultad (entre los que destacaron la heterogeneidad y la posibilidad de debate en algunas ocasiones), a mí personalmente me fascinó la rapidez con la que empezamos a hablar de los aspectos negativos. Quizá esta posición negativa sea parte de nuestra cultura. O quizá sea de nuestra generación. El caso es que junto con la heterogeneidad y el debate rápidamente surgió el tema de la intolerancia, sobre todo y concretamente refiriéndose a lo que el grupo denominó ''determinados sectores de la facultad''. Se criticó que estos sectores impiden de manera casi continua la posibilidad de debate entre polos opuestos (algo que el grupo consideró que podría ser muy enriquecedor de forma 
personal pero también para la propia facultad) y que tratan de imponer una línea única de pensamiento. Se hizo referencia también al improperio que utilizan cuando se refieren a los que difirieren de su pensamiento: fascistas. A todo esto, salió un tema en el que el grupo, que hasta entonces parecía de acuerdo en todos los temas que habían surgido, empezó a diferir: la desobediencia civil. Quizá hubiera sido positiva una discusión más alargada, pero el tiempo apremiaba. Las conclusiones fueron las siguientes: por un lado, los que defendían que el ciudadano, como tal, tiene derecho a revelarse, y a trasgredir determinadas normas que considere cuestionable, siempre y cuando el mismo sea responsable y asuma las consecuencias de sus actos, y otros que en ningún caso defenderían ningún tipo de desobediencia civil, por considerar que en un sistema democrático se dispone de los canales suficientes para cambiar una norma que se considere ''injusta''.
Por último se debatió sobre cómo sería nuestra facultad ideal. Como idea central y global, la discusión giró en torno a la necesidad de fomentar el respeto entre todos los miembros de la universidad (alumnos, personal docente, personal no docente,…). Esta idea de respeto fomentaría ámbitos más concretos que se consideran necesarios dentro de una universidad: la solidaridad entre compañeros, el pluralismo ideológico y la libertad de expresión, el mantenimiento de una facultad limpia y sin humos (se recalcó que es indignante que todavía existan personas que fuman dentro de la facultad), la no arbitrariedad a la hora de evaluar los conocimientos de los alumnos….

La verdad, fue una primera clase ilusionante y con nuevas propuestas. Sobre todo por la idea de intentar aprender de la práctica, deduciendo la teoría, y no al revés. Esperemos que esta primera clase marque la pauta de un curso de trabajo y de aprendizaje

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