03 noviembre 2011

Autoconscientes

En ocasiones, tenemos que preguntarnos qué podemos hacer nosotros en este basto sistema en el que miles de personas en todo el mundo piden un cambio, un saneamiento, una oportunidad de ver el otro lado de las cosas; y que sin embargo, no provocan reacción alguna de aquellos que poseen las llaves del cambio.

Un ejemplo de esto, ocurre con el movimiento que surgió a tenor de las últimas elecciones municipales, el 15-M.  Movimiento que, dentro de nuestro pequeño rincón del planeta, supuso para España el inicio de una serie de movilizaciones, que no se recordaban en tal número de personas en este país desde la manifestación contra la guerra de Irak. Y así, en la última manifestación del 15 de octubre pude escuchar entre tantas voces que nos dirigíamos a la manifestación, la de un chico que dijo "la última manifestación a la que fui, fue hace años, aquella contra la guerra...".

Es cierto que el 15-M no ha supuesto de momento, algo nuevo frente a lo ya conocido, pero si es cierto, que ha sembrado una semilla, la de la autoconsciencia, aquella que perdimos de vista con el inicio de la democracia (sacrificada bien es cierto, a consecuencia de una larga dictadura) y que nos lleva a preguntarnos quien nos dirige y hacia donde. El verdadero cambio ha venido de un hecho aparentemente sencillo: la curiosidad, la pregunta, el cuestionamiento, esto es, el porque de las cosas.

Esa semilla está por dar frutos, y en esta fase en la que nos encontramos nuestra mejor guía debe ser la prudencia y  la paciencia, ya que muchas veces al calor de lo nuevo, las expectativas tempranas de cambio nos llevan a depender únicamente del idealismo, perdiendo de vista la realidad que nos rodea y que es mucho más compleja que el simple deseo de cambio,  que lleva  muchas veces a frustraciones tempranas por la falta de resultado. Hace falta por tanto, unido a ese idealismo que es el elemento embrionario de todo movimiento de masas, la autoconsiencia de los explotados que nos lleve a dirigir nuestro descontento hacia un enemigo común, y para lograr esa dirección es necesario el tiempo y la constancia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Creo que si la gente no ha ido a manifestaciones desde la guerra ha sido porque tampoco ha puesto de su parte. Desde entonces han habido manifestaciones de todos los gustos y colores, seguro que muchas afines a sus ideas. El hecho de salir en los medios antes, durante y después y movilizarse durante días en lugares tan vistosos como los centros de las grandes ciudades, más concretamente en Sol, ha ayudado mucho. Pero insisto, hay manifestaciones contra la tauromaquia, el maltrato animal, contra la privatización de la sanidad y la educación, por una vivienda digna, contra la contaminación, por la memoria histórica, por temas de barrio, de apoyo a Palestina y a distintos pueblos oprimidos... en fin, que
el 15-M es un río muy importante y caudaloso, pero está alimentado por los miles y miles de afluentes que, durante años, han salido a la calle por convicción, sin importartarles llevar poca agua.