03 noviembre 2011

Privacidad

Hace unos días decidí anular mi antiguo blog y crear uno nuevo, esta vez con un seudónimo y omitiendo mis datos personales. Me sentí bastante inocente cuando me dijeron que cómo se me ocurría publicar mis datos personales y mis ideas políticas tan abiertamente, teniendo en cuenta que hoy día, en cualquier proceso de selección, las empresas buscan información de sus candidatos en internet sin dudarlo un momento. Y que hay que tener mucho cuidado con lo que uno publica.
Además de inocente me sentí, de algún modo, menos libre y decidí indagar en la red sobre el tema. Efectivamente existe todo un debate sobre la privacidad y, no solo en el mercado laboral sino también en publicidad y la consecuente manipulación de los consumidores. 
El quid parece encontrarse en el equilibrio entre la personalización y la privacidad, sin embargo, con internet, como indica Nicholas Carr en el artículo "El gran debate sobre la privacidad en Internet: Los peligros del seguimiento de usuarios en la web", hemos perdido la capacidad de comprender y controlar ese balance y de elegir, de forma consciente en función de las consecuencias de las publicaciones que sobre nuestras vidas hacemos. Problema que parece venir de la sensación de anonimato que se tiene cuando uno navega por la red, sin embargo, no es así, y toda esa información se recopila en bases de datos sin que nos demos cuenta ni lo aprobemos.
Carr afirma que la primera línea de defensa es el sentido común, y que debemos asumir responsabilidad personal por la información que compartimos. Sin embargo, ni siquiera una extrema cautela nos garantiza la protección de la información que revelamos pues resulta muy complicado conocer qué tipo de información sobre nosotros está disponible en línea y cómo se usa e intercambia. 
Aunque el problema final se destaca en la devaluación de la privacidad en la sociedad a la que nos dirigimos y que, por tanto, eso afecte seriamente a nuestra libertad. Como apunta Bruce Schneier en el mismo artículo, "la privacidad es intrínseca a la libertad", de modo que, puede decirse que la privacidad no solo es fundamental para la vida y la libertad sino también, para el logro de la propia felicidad personal y, por eso, apunta Carr, es tan importante no bajar la guardia en la defensa del derecho a determinar el límite entre lo público y lo privado, ser al menos conscientes.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo de los nombres y apellidos es totalmente verídico, y por ello hay que tener cuidado con el blog, pero más cuidado aún en las redes sociales...

Miento, la verdad. Yo no quiero un trabajo en el que se me discrimine por mis ideas políticas, tan respetables como cualquier otras.

Sé que eso es muy fácil decirlo pero, si no lo digo ahora, ¿Cuándo lo diré?